El CEO se Entera de Mis Mentiras

Chapter 164



Capítulo 164

Alberto estaba furioso, enfadado porque ella le había dicho que era la última vez, que no lo buscara nunca más.

Sus labios rojos y suaves se acercaron a él, pero él, impaciente, la apartó con la

mano.

Sin embargo, las manos de Raquel, que antes estaban sobre su hombro, ahora se enredaron en su cuello, abrazándolo con fuerza. -Alberto, no me empujes.

Sus ojos, como dos charcos cristalinos, lo miraban fijamente, y su voz, suave y juvenil, tenía un tono entrecortado.

-Es lo mismo de siempre, este es nuestro secreto, no se lo contaré a Ana.

Raquel lo besó de nuevo.

Los ojos alargados de Alberto se pusieron rojizos, y es que un hombre que ha probado ese tipo de placer, como una bestia recién liberada, de vez en cuando no puede evitar recordar y añorar esa sensación. La forma en que ella lo buscaba con insistencia fácilmente encendía una chispa

de deseo en él.

Él abandonó toda resistencia, y cuando ella empezó a invadirlo, él pasó al ataque, tomando con fuerza su delicado hombro perfumado. Quería levantarla y

sentarla sobre su regazo.

Bip, bip.

De repente, se escuchó el estridente sonido de una bocina de auto, y la luz roja se puso verde.

El conductor del auto detrás ya había dado la vuelta, y si no fuera por la

imponente Rolls-Royce Phantom con matrícula exclusiva, probablemente habría maldecido.

Alberto y Raquel se separaron rápidamente. Raquel, con las mejillas rojas, volvió a sentarse. Olvidó por completo que aún estaban dentro del auto.

Alberto pisó el acelerador, y el lujoso automóvil volvió a moverse rápidamente por la

carretera.

Ninguno de los dos dijo una palabra. Alberto mantenía una mano sobre el volante, mientras la otra descansaba junto a su costado.

En ese momento, una pequeña mano suave se acercó y, con el dedo meñique de su mano blanca, tocó ligeramente el dedo de él.

Un buen compañero siempre sabe cómo jugar, entiende todos los matices que se esconden detrás de sus gestos.

Alberto levantó con cariño ese pequeño dedo meñique, lo apretó entre sus dedos y luego tomó

Capítulo 164

su delicada mano, envolviéndola con la suya.noveldrama

Su gran mano rodeó suavemente la pequeña mano de ella.

La incomodidad del momento anterior desapareció. Raquel giró la cabeza y miró

por la ventana. -¿Y ahora, a dónde vamos?

Alberto hizo un sonido perezoso. -¿Hmm?

-¿Al hotel? ¿O a tu casa? -Raquel preguntó con cautela.

Alberto no respondió.

Pronto, Raquel se dio cuenta de que él ni había ido al hotel ni a su villa. Había tomado la carretera principal.

Estaban subiendo por la autopista.

Raquel, con su cuerpo suave y delicado, se acercó nuevamente, besando su mejilla y su mandíbula. Luego su mano se posó en su pecho musculoso.

Pero Alberto apartó su mano y, con una voz grave y áspera, dijo en tono burlón: - ¿Solo sabes hacer esto?

Había una tensión en su mirada, una ferocidad evidente en sus ojos. La mirada de un hombre maduro mirando a una mujer, algo traviesa y llena de deseo.

Raquel lo notó, y se dio cuenta de que, a veces, el presidente Alberto realmente tenía un aire muy "vulgar".

En su mirada, Raquel levantó ligeramente las cejas. Con sus ojos inocentes y suaves, un destello de coquetería juvenil se deslizó por sus pupilas. -¿Cómo crees? Yo sé mucho más.

Bah.

Alberto dejó escapar una risa baja y rasposa. -¿De veras? Déjame ver.

La voz del hombre, juguetona y ligera.

Raquel besó sus labios delgados...

Raquel regresó a su dormitorio. Parecía estar muy cansada, durmiendo durante dos días seguidos.

Camila la despertó. -Raquelita, despierta, ¿qué hiciste? ¿Por qué estás tan agotada?


Tip: You can use left, right, A and D keyboard keys to browse between chapters.