La Guerra de una Madre Traicionada

Chapter 33



Capítulo 33

Al ver la escena, Sabrina sintió una opresión asfixiante en el pecho que le robó hasta el último aliento.

Durante los cinco años de matrimonio, André jamás había acompañado a Thiago al jardín de infantes, a pesar de sus múltiples invitaciones. Siempre se escudaba tras la misma excusa: demasiado trabajo.

La verdad quedaba ahora expuesta con brutal claridad: nunca había estado ocupado, simplemente no deseaba compartir esos momentos con ella.

Thiago, con los párpados caídos y bostezando, evidenciaba otra noche de insomnio. Sin embargo, al escuchar la voz de Araceli, sus ojos se abrieron súbitamente, detectando la presencia de Sabrina a escasa distancia.

Araceli se inclinó hacia el pequeño con gesto cómplice.

-¿Ves, Thiago? Te aseguré que la señorita Ibáñez no podía estar verdaderamente enfadada contigo. Mírala, ha madrugado solo para verte.

Un destello de satisfacción iluminó la mirada del niño. Observando a Sabrina, adoptó una postura de falsa indiferencia.

-No creas que tus artimañas funcionarán conmigo tan fácilmente. No obtendrás mi perdón hasta que te disculpes con la señora Vargas.

Araceli dirigió a André una sonrisa triunfal.

-André, parece que la estrategia de Fabián está dando resultados.

André respondió con un gélido asentimiento y se dirigió a Sabrina con tono imperativo.

-Araceli no ha estado comiendo bien últimamente. Ve a prepararle algún remedio. Sabrina lo miró con absoluta incredulidad y murmuró entre sus labios carmesí: -Has perdido la cabeza.

Araceli, asumiendo el papel de pacificadora, intentó suavizar la tensión.

-Señorita Ibáñez, no prolongues esta disputa con André. Los problemas se resuelven dialogando. Después de tantos años sin trabajar, sin ingresos propios y acostumbrada a los lujos, seguramente estás pasando por momentos muy difíciles ahora, ¿no es así?

Su tono se tornó suplicante mientras continuaba:

-Señorita Ibáñez, ofrécele una disculpa a André. Thiago es apenas un niño, no deberían

involucrarlo en conflictos adultos, ¿no crees?

El mensaje implícito era transparente: acusaba a Sabrina de utilizar al pequeño como instrumento para captar atención.

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Capítulo 33

La mirada glacial de André se clavó en ella sin piedad.

-Si te disculpas con Araceli ahora mismo, podré olvidar todo lo sucedido.

Thiago también arrugó el entrecejo, visiblemente contrariado.

-Mamá, no soy tu herramienta para conseguir atención.

Sabrina contempló a los tres, unidos como una verdadera familia, y la situación le pareció absurdamente surrealista.

Cualquier observador externo los vería como una familia armoniosa, con ella interpretando el papel de antagonista cruel.

Araceli, con una aparente sinceridad de amiga preocupada, insistió:

-Señorita Ibáñez, es preferible dejar este asunto de una vez.

Sabrina esbozó una sonrisa gélida:

-¿Dejar el asunto? ¿Bloquear mi tarjeta y exigirme disculpas es lo que llamas

"dejar"? ¿Te gustaría experimentar ese tipo de resolución, querida?

Araceli separó los labios, pero ninguna palabra acudió en su defensa.

En ese instante, Thiago se posicionó delante de Araceli con determinación, extendiendo sus brazos en actitud protectora y con expresión desafiante.

-¡No te atrevas a molestar más a la señora Vargas!

Sabrina quedó genuinamente estupefacta.

Durante todo este tiempo, aunque Thiago había buscado constantemente la aprobación de Araceli, jamás se había enfrentado a ella de manera tan directa, como un adversario

declarado.

No, eso no era cierto.

La realidad era que, en innumerables ocasiones, ella había sido la primera en ceder y agachar la cabeza, evitando precisamente esta confrontación.

Al observar la mirada de Thiago, cargada de resentimiento, Sabrina titubeó momentáneamente, casi perdiendo el equilibrio.

Un destello sombrío cruzó los ojos de Araceli, quien se adelantó aparentando querer sostener a

Sabrina.

-Señorita Ibáñez, cuidado-jah!noveldrama

Como si una fuerza invisible la hubiera empujado, Araceli se precipitó hacia la carretera.

En ese preciso instante, un vehículo pasaba peligrosamente cerca. Araceli estaba

a punto de caer sobre el asfalto y ser arrollada cuando André, con reflejos sorprendentes, la atrajo hacia su pecho.

30.10

Capítulo 33

Los ojos de Araceli se anegaron instantáneamente en lágrimas, mientras su

cuerpo temblaba visiblemente por el terror vivido.

-André, yo... casi no vuelvo a verte...

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