Capítulo 19
Capítulo 19
¿Tuvimos un hijo?
Capítulo 19
Luego de que Anastasia volviera a la tienda y explicara todo lo que había sucedido, la duena de la tienda observó el vestido roto antes de darle con
–Está bien, señorita Torres. Ya tiene seguro para este vestido y me lo arreglarán.
–Lo siento. De verdad, lo siento mucho. —Anastasia se sentía mucho más culpable.
–Está bien, siempre y cuando se haya divertido –le aseguró la dueña.
Aunque Anastasia seguía sintiéndose mal al respecto cuando tomó el taxi y volvió a casa, se sentía bastante agotada también. Todo lo que quería hacer ahora era irse a casa y abrazar a su hijo hasta quedarse dormida.
A las 10:00 de la noche, por fin, llegó a su casa. Cuando vio que Franco estaba jugando con Alejandro, dijo:
–Papá, ya volví. Puedes descansar ahora.
-Anastasia, Alejandro es un niño muy brillante. ¡No puedo creer que solo tenga cuatro años! Hiciste un excelente trabajo educándolo –exclamó Franco.
Tras oír esto, Anastasia no pudo darle una sonrisa seca, ya que Alejandro aprendió todo por su cuenta y lo único que hizo ella fue hacerle compañía. Luego de que Franco volviera a su habitación, ella se duchó antes de abrazar con cansancio a Alejandro y darle un beso en la cara.
–Vamos a dormir, Alejandro.
Como él había estado jugando durante todo el día, también estaba cansado, por lo que se quedó dormido al instante. Sin embargo, Anastasia no pudo conciliar el sueño al bajar la cabeza y observar a su hijo antes de asustarse, pensando: «¿Por qué las facciones faciales de Alejandro se parecen a las de Elías? Supongo que es porque todos los guapos se parecen al otro. Esto demuestra que Alejandro será guapo cuando crezca. Aunque Elías sea una terrible persona, debo admitir que es atractivo».
Al día siguiente, Anastasia le contó a Miguel todo lo que le pasó en la exhibición de joyería, mientras este seguía preguntándole si terminó herida. © 2024 Nôv/el/Dram/a.Org.
–Regresaré al país en unos días; yo te protegeré — le dijo Miguel con seriedad.
–Te invitaré a comer cuando vuelvas.
––Claro–se rio–. Por cierto, extraño a Alejandro también.
––Y él a ti–también rio ella.
El lunes, ella se dirigió temprano a la tintorería para recoger el saco de Elías y así regresárselo en la empresa. Después de tomar su taza de café y contestar sus correos electrónicos, Anastasia miró el reloj antes de llamar al teléfono fijo de Elías.
–¿Diga? —contestó una voz atractiva.
–Habla Anastasia. Voy a subir para devolverle su saco.
Entonces, ella colgó antes de que Elías pudiera decir algo. Cuando llegó a la entrada de su oficina, tocó a la puerta antes de entrar, mientras que el hombre estaba sentado dentro con una mirada severa. Después de colocar el saco que estaba en la bolsa de ropa en el sofá, comentó:
–Mandé su saco a una tintorería para que lo limpiaran.
–¿En serio no me lo va a agradecer? – Elías entrecerró los ojos y alzó el mentón para mirar a Anastasia.
–Gracias –contestó Anastasia con prisa antes de irse.
Mientras miraba a la mujer que se fue tan pronto, la mirada de Elías se puso sombría. véEn serio esta es la mujer con la que quiere que me case mi abuela?”, penso.
Por otro lado, cuando Anastasia volvió a su oficina, Gabriela entró de repente junto con alguien más, antes de informarle:
–Señorita Torres, tiene un invitado.
Cuando Anastasia alzó la mirada, se sorprendió. «¿Qué no es Jonás, el hombre de ayer?”, se preguntó a sí misma.
– iSeñorita Torres, de verdad está aqui! —Jonás estaba sorprendido de haber venido al lugar correcto.
Tras volver a casa luego de la exhibición de ayer, él solo podía pensar en Anastasia, por lo que decidió no dejar de perseguirla hasta ganar su corazón.
–Presidente Carmin... Qué hace aquí?–lo saludó con alegría, ya que era un invitado después de todo.
Al mismo tiempo, Jonás estaba sorprendido de ver a Anastasia. Mientras que Anastasia parecía una diosa cuando llevaba vestido, parecía muy carismática con su ropa de oficina: una blusa blanca y una falda de tubo, con eso bastaba para hacerla ver sensual.
¿Tuvimos un hijo?